Cómo los niños ponen tu vida patas arriba

>Antonio Resines y Belén Rueda pusieron de moda eso de que «uno más uno son siete«, y aunque no creo que sean tantos, si hablamos de hijos tampoco son dos.

El trabajo que dan es una ecuación exponencial y el cansancio es logarítmico. Puede ser porque las horas de sueño se reducen a la mitad, o porque éstas se reparten en una sucesión regular a intervalos de tres horas, pero llega un momento en que pareces un zombi.
El gráfico de actividad de los niños tiene forma de campana de Gauss y el vector de energía del mayor parece multiplicarse con cada bostezo de sus padres.
Al final el tiempo libre se va por un sumidero y no tenemos más remedio que escribir en el blog a las mil y gallo, como diría mi abuela. ¡Esto es la cuadratura del círculo!

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